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MI HISTORIA

Me llamo Antoni Costa. Nací un 15 de enero en una bella isla del mediterráneo conocida como Palma de Mallorca. A los 27 dejé mi trabajo y mi vida en la isla para hacer lo que andaba soñando por mucho tiempo, agarrar el macuto y descubrir el mundo por cuenta propia.

Como profesión, me dediqué a la educación mediante la actividad física y el deporte, tanto en la escuela como en clubs deportivos, después de 4 años estudiando la correspondiente carrera, Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, en un pueblo de estilo medieval, a medio camino entre Barcelona y las montañas de los Pirineos, Vic.



Me considero un amante de la montaña y la naturaleza, pues allá donde la tierra se eleve, intento siempre dejar mi fugaz huella, con respeto y admiración por lo que la madre naturaleza postra ante nuestros ojos.

Apasionado por el deporte y las actividades al aire libre desde siempre, desde jugar a rugby a escalar paredes, pasando por navegar en kayak o viajar en bicicleta. Me apunto a un bombardeo, siempre que puedo me escapo a respirar aire puro.
Aficionado a la fotografía desde pequeño, utilizando una antigua cámara réflex de mi padre empecé, y ahora en mis viajes, intentando hacer de ello mi “profesión viajera”. Me gusta llegar a un lugar, observar y sentir el momento, interactuar con él, y después, la fotografía deseada aparece como por arte de magia.

Después de vivir en Inglaterra durante un año y medio, donde el gusanillo viajero comenzó a correr por mis venas, volví a la isla por un par de años a trabajar en mi gremio. Desde la comodidad de mi lugar de origen, me di cuenta que necesitaba algo más en mi vida que la rutina diaria, que aunque rodeado de buena gente y la familia, no era suficiente para mí.  Mi imaginación y mis sueños me transportaban diariamente a lugares alucinantes, algunos civilizados y otros muchos, salvajes. Aquí fue cuando decidí emprender este viaje sin retorno, para guiar mis sueños hacia la realidad.


Hasta el momento siempre había realizado viajes de ida y vuelta, aquellos en los que tienes asegurado el regreso a tu lugar sano y salvo, sin tener que preocuparte mucho durante tu viaje, sin mucho compromiso con el sentido de la aventura. Así que de alguna manera, me di cuenta que ésta forma de viajar no era para mí, pues siempre en el momento de coger el avión de vuelta me sentía como que mi tiempo en ese lugar no había terminado.


Así que después de haber experimentado ésta situación en mis anteriores viajes por alrededor de Europa, Túnez, Islandia y Vietnam, y después de vivir durante 15 meses entre Nueva Zelanda y Australia, además de empaparme de escritos sobre auténticos viajeros y aventuras de admiración, en Marzo de 2013 comienza el verdadero camino hacia lo desconocido.


Acompáñenme en mi aventura alrededor del mundo, cruzando fronteras por tierra y mar, e intentando limitar la vía aérea, sin destino fijo ni fecha límite y con escaso presupuesto. Y lo más importante, montado en mi bicicleta salvaje a ritmo de bota y pedal.


Primera parada, Indonesia.

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